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Dr. Jorge Ferré Veciana y Dra. Mª del Mar Ferré

EL QUE ESCRIBE ES EL CEREBRO, NO ES LA MANO

Todas las experiencias que hemos tenido la oportunidad de vivir con pacientes que han seguido programas de terapia para resolver problemas de lateralidad en edades avanzadas tienen un elemento común: Todos explican que la experiencia les ha resultado muy grata porque, además de ayudarles a mejorar cuestiones operativas como orientarse mejor, conducir el coche con más eficacia, mejorar sus habilidades deportivas, moverse con mejor orientación y más seguridad en una gran ciudad y organizarse mejor con la matemática y el lenguaje, les ha proporcionado paz interna y mayor estabilidad emocional, así como una marcada disminución de la tendencia al estrés.
 
Como testimonio, adjuntamos la carta que nos remitió un antiguo paciente que vivió toda su infancia con un cuadro de fracaso y que conocimos a los diecisiete años.
 
Diagnosticamos un problema de lateralidad contrariada. Es un chico diestro que siempre había escrito con la mano izquierda. (publicado en el libro EL DESARROLLO NEUROFUNCIONAL DEL NIÑO Y SUS TRASTORNOS).
 
Le pedí escribiera lo que significó para él el cambio de mano y, desde un lugar muy lejano me remitió este texto aclarando que lo escribía con un teclado que estaba en muy malas condiciones. Literalmente dice así:
 
"Más importante que lo conseguido tras hacer el cambio de lateralidad considero impresionantes los avances que se producen durante el proceso. No es una cosa sencilla de explicar así que supongo que tampoco lo será de entender.
 
A primera vista las explicaciones del doctor tenían toda su lógica y nada hacia dudar de que un cambio era necesario. Los conceptos de caos y desorden estaban perfectamente arraigados en las catacumbas de mi conciencia desde tiempos inmemoriales. Así pues, el verdadero reto no era entender que era lo que me sucedía sino aplicar una solución que tras muchos años de confusión se presentaba como la formula matemática para poner orden a mi cerebro y por lo tanto a mi vida y a la de los que me rodeaban.
 
Pasaron aproximadamente unos dos años desde el día en que supe que era lo que debía hacer. El primer verano de esos dos años lo pasé dibujando con la mano que tocaba y de vez en cuando hacia los ejercicios de escritura que el doctor me había recomendado pero en mi interior no tenia mucha fe en que algún día pudiese hacer ese cambio de mano. En mi opinión tenia otras cosas mas importantes que hacer, cosas de la edad, era un adolescente y tener cuidado de mi mismo no era una prioridad, no al menos si implicaba cambiar de mano a la hora de escribir. Lo que de verdad me impulsó a cambiar fue ni mas ni menos que el tener alguna cosa a hacer. Déjenme que me explique..
 
El año siguiente entre en una crisis bastante fuerte y me sentí mas solo que nunca en la vida y sobretodo mas confundido de lo que nadie se haya podido imaginar. No sabia que era lo que me ocurría pero lo que si sabía era que tenía mucho miedo y que tarde o temprano tendría que hacer algo por mi vida o acabaría realmente mal. Fue en ese momento cuando peor, peor, peor estaba en mi vida cuando me vino a la cabeza toda la charla que había tenido un año o dos atrás sobre la lateralidad con un hombre que al menos había razonado mucho todo lo relacionado al cerebro, Sistema Nervioso, causas, consecuencias etc.. .Pensé que al menos no me podría hacer ningún daño y me mantendría ocupado cosa que evitaría que me acabase de volver loco del todo.
 
Dicho y hecho, a partir de ese día se acabo la mano izquierda. Además me habían comentado que cuando mas mal estas mas utilizas el lado que no te corresponde así que además, todo este cambio me iba a servir para chequear mi estado general tan solo con poner atención no a que estaba haciendo sino a como lo estaba haciendo. Lo que yo he aprendido con todo esto es que en situaciones extremas lo más importante no es saber porque estas así, sino como salir de esta.
 
Funcionar funcionó y vi con sorpresa como las frases me salían rectas, podía escribir mas rápido y gané agilidad mental, ese año suspendí casi todas las asignaturas, cosa habitual en mi, pero sorprendentemente al año siguiente tras cambiar de escuela las aprobé todas y además en junio (cosa que no pasaba desde quinto de EGB y yo tenía 17 años). No solo eso, durante ese año me monte un viaje a los Estados Unidos para estudiar allí tercero de BUP y salió bien. Realmente desde entonces no he parado.
 
Esta claro que no lo ha conseguido mi mano derecha sino el poder ver las cosas con claridad y es que la lateralidad te da o te quita claridad. También fue muy importante no solo el intentarlo sino el conseguirlo ya que a uno también le gusta sentirse orgulloso de lo que hace y a mi en aquellos momentos me llenó de autoestima el poder conseguirlo, si había conseguido una cosa tan rara como esta que no iba a ser capaz de conseguir?"
 

El que escribe es el cerebro, no es la mano. La mano es el delegado del cerebro para la escritura.
 
Es por eso que el cambio de mano es un proceso menos complejo de lo que pueda parecer a primera vista. Ahora bien, antes de decidir si un niño es diestro contrariado o zurdo contrariado y diseñar un programa para entrenar progresivamente la mano, tenemos que asegurar muy bien su lateralidad cerebral y eso, algunas veces, no resulta fácil.