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Dra. María del Mar Ferré Rodríguez
Col nº 35398

LOS REGALOS ESTRELLA

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Después de estos días en que la mayoría hemos podido disfrutar de unos días en familia, en que hemos pasado juntos más horas de lo habitual con nuestros hijos, compartiendo su alegría por los regalos de Navidad, que, por cierto, muchos padres habrán pedido a los Reyes o a Papá Noël sin estar del todo convencidos de que la petición fuera la más idónea, porque esos regalos “estrella”, especialmente para niños entre 10 y 12 años, tablets, móviles, consolas, videojuegos, luego nos han traído más de una discusión a la hora de establecer un tiempo limitado de uso, se impone la vuelta a la normalidad, la vuelta al cole.

Es cierto que nuestros hijos tienen una habilidad sorprendente para manejarse con las nuevas tecnologías y éstas forman parte del mundo en el que vivimos y, en teoría, nos facilitan la comunicación, eliminan la distancia y, sin duda alguna, ponen a nuestro alcance medios y posibilidades insospechadas, que no tuvimos a su edad las personas de mi generación.

Pero la realidad puede acabar siendo muy distinta. He tenido oportunidad de observar a grupos de adolescentes, sentados alrededor de una mesa durante horas, sin dirigirse la palabra en ningún momento, cada uno pendiente de su móvil. Ellos no necesitaban estar conectados al móvil por trabajo, como es el caso de algunos adultos, estaban sentados con sus amigos, entonces ¿con quién estaban hablando, a quién le mandaban mensajes, con quién estaban chateando…?¿Resulta más fácil “comunicarse” con desconocidos que con los que tienes al lado?

En más de una casa, tras haber “claudicado” con uno de esos regalos estrella, se han producido discusiones y broncas, que se hubieran evitado si los Reyes o Papá Noël hubieran dejado otra cosa en el árbol. Pero es tan difícil ir contracorriente….

Y en más de un momento, seguro que en muchos hogares se ha oído :”Si no me contestas cuando te hablo, te apago la consola (o la tablet o el videojuego) inmediatamente”. Es tal el poder de fascinación, que es como si los niños “desconectaran”, se “aislaran”, se sumergieran de lleno en ese juego y dejaran de vivir la realidad.

No hace muchos años, nos llegaban noticias de países de Asia de adolescentes que no salían de casa, que se negaban a hacerlo para no tener que interrumpir el juego en el que estaban participando. Esa situación que nos resultaba tan anómala, porque lo es, se está acercando a nosotros, hasta el punto de que ya existen profesionales en España que tratan este tipo de “adicciones”.

Hemos empleado conceptos como “comunicación”, “desconexión” y “aislarse”. Muchos niños que acuden a la consulta por presentar problemas de atención o incluso diagnosticados ya de TDA-H, en sus informes escolares, frecuentemente aparecen comentarios del tipo “está en su mundo”, “parece que no escucha”, “sólo tiene interés y presta atención en las actividades que le motivan”… parecen situaciones muy similares a las de nuestros hijos absortos con sus nuevos “juguetes”.

Hemos de ser realistas, no podemos pretender que los niños prescindan de la tecnología, pero hemos de controlar la edad y el tiempo de utilización para que no se conviertan en esclavos de ella y, en lugar de vivir su propia vida, vivan una vida paralela, virtual.

Y para aquellos a los que les hayan regalado un teléfono móvil, aconsejamos que lo desconecten por la noche, así como cualquier aparato que pueda generar campos electromagnéticos. 

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Poco a poco, seguro que podremos mejorar las respuestas a estas preguntas, pero para ello nos lo debemos plantear.

 

Publicado el 22 de Enero de 2018