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Dra. Mª del Mar Ferré

CÓMO COMBATIR LA INCERTIDUMBRE

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No resulta fácil dar una receta universal para combatir la incertidumbre cuando no sabemos qué va a ocurrir mañana en nuestra comunidad, en nuestro municipio, en los colegios o en nuestros trabajos pero ¡voy a intentar ponerme en la piel de los niños!

El número de primeras visitas en mi consulta aumentó notablemente después del confinamiento porque muchos padres pudieron objetivar, tomar realmente conciencia de las dificultades de sus hijos. Sería importante que no fuera necesario otro confinamiento para empezar a actuar o para seguir actuando.

Por la salud emocional, mental y física de nuestros hijos, es necesario mantener sus rutinas y sus terapias. No son unas largas vacaciones…, no podemos quedarnos inmóviles esperando que el tiempo pase, hemos de considerar que ¡¡los niños de 12 años, llevan un 5% de su vida viviendo de este modo, los de 6 años, un 10%, los de 3 años, un 20 % y los que tan sólo tienen 1 año, un 50%!!

Debemos adaptarnos a esta situación y buscar soluciones imaginativas y, al mismo tiempo, factibles. Las familias con hijos de 0 a 5 años, como los niños no pueden jugar tanto al aire libre, no pueden trepar, correr ni escalar en un parque, necesitan tener unas pautas para acompañar y reforzar el desarrollo motor y sensorial ante las posibles deficiencias de estimulación. Más allá de los 5 años, es necesario que sigan con las rutinas, las terapias y las tareas para asegurar que su desarrollo sea óptimo, para afrontar los aprendizajes académicos con éxito, asegurar un correcto desarrollo lateral, etc… 

Los psicólogos insisten en la necesidad de establecer rutinas para conseguir equilibrio personal y en que, en estos tiempos cargados de incertidumbre, se hacen aún más necesarias.

Especialmente los niños y las personas mayores necesitan rutinas (el cerebro necesita orden) porque contribuyen a su equilibrio emocional e incluso físico y ello se hace especialmente evidente en niños afectados de patologías severas del desarrollo, como es el caso del autismo. A pesar de que las vacaciones nos encantan, todos hemos oído comentarios de personas que sufren desajustes biológicos, por ejemplo digestivos, cuando, en vacaciones, cambian sus rutinas, sus hábitos de alimentación y sus horarios.

Pero, en nuestra cultura, tenemos un concepto un tanto peyorativo de la palabra “rutina”, de ahí expresiones como “huir de la rutina” o “romper con la rutina”. A lo que se refieren los psicólogos es a la necesidad de establecer un orden, una sucesión ordenada de actividades porque, cuando mantenemos rutinas, resulta más fácil estar tranquilos, atentos y lograr equilibrio emocional. Y, ante tanta incertidumbre que no podemos controlar, ante tanto desasosiego, tenemos la sensación de que perdemos el control de las situaciones porque no dependen de nosotros. Pero lo que sí depende de nosotros y, por tanto podemos controlar, es que los niños sigan, en la medida de lo posible, con su día a día.

Durante las vacaciones, todos rompemos con nuestra rutina, con nuestros hábitos cotidianos, nos permitimos y permitimos también a los niños salir de lo habitual, “saltarse” un poco las normas en algunos aspectos, horarios de ir a dormir, alimentos que no son habituales e, incluso, yo misma he recomendado que, durante esos días que nos vamos fuera, los niños se tomaran un descanso en la realización del tratamiento.

Pero la situación que estamos viviendo no es comparable a la de unas vacaciones, no son unas largas vacaciones, no es una situación que se vaya a resolver en tres meses, por tanto, nuestra responsabilidad como padres y educadores es intentar transmitir seguridad (a pesar de nuestra propia inseguridad), recuperar las rutinas diarias, en las que se incluye la realización de los tratamientos porque la vida continúa y los problemas que no se resuelven aumentan, un problema de lateralidad, por ejemplo, no se va a resolver por sí solo, a nuestros hijos les van a exigir igualmente un buen rendimiento académico, independientemente de si las clases se imparten de forma presencial u online, etc, etc.

Cada día se establecen nuevas medidas que restringen una parte de nuestras actividades, limitan nuestra movilidad, etc y, ante esta situación, una opción, la peor, desde mi punto de vista, es decidir no hacer nada y esperar no sabemos bien qué y otra, creo que la mejor para todos, es buscar alternativas para solucionar los problemas, formas de seguir viviendo. En este sentido, me permito aconsejar a las familias que sigan realizando los tratamientos y, si la situación no se presta a desplazarse o no nos sentimos seguros si lo hacemos, ¡aprovechemos las ventajas que nos ofrece la tecnología! y, hasta que consideren seguro venir a la consulta, les recuerdo que pueden contactar conmigo para revisar los ejercicios, los tratamientos o comentar lo que sea necesario vía online.

Somos seres sociales y, especialmente en nuestra cultura mediterránea, necesitamos el contacto, la relación y esto es particularmente importante en aquellos casos de niños que habían superado sus problemas de socialización, hemos de intentar buscar alternativas, otras opciones para que no retrocedan.

Pero no todo va a ser rutina… también tiene que haber un espacio y un tiempo para la ilusión, la emoción, la creatividad, que incluso podemos trasladar a las rutinas, inventarnos cosas nuevas ¿por qué no? hacer que una actividad rutinaria se convierta en un objetivo, en un reto. Igual que nos hemos reinventado en muchas cosas, reinventar también nuestro tiempo de ocio y, por ejemplo, si no podemos salir a comer fuera, en lugar de cocinar simplemente porque hay que comer, podemos planificar cocinar en familia una receta más elaborada de lo habitual, etc etc.

¡Cuídense mucho!

Mª del Mar Ferré

Editado 26 octubre 2020