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Dr. Jorge Ferré Veciana y Dra. Mª del Mar Ferré

IMPORTANCIA FUNCIONAL DEL CUERPO CALLOSO.

Podemos considerar que el Cuerpo calloso es la fibra óptica y la banda ancha de nuestro cerebro.

Queremos dedicar este artículo a comprender un poco mejor el funcionamiento de una de las estructuras cerebrales más vinculadas al proceso de hominización y a todas las funciones que nos caracterizan como seres humanos y nos diferencian de los primates superiores y del resto de los mamíferos, como son la conciencia, el pensamiento, los sentimientos y el lenguaje.
 
A pesar de su importancia funcional, el Cuerpo Calloso es una estructura que ha sido muy poco estudiada y no se le ha concedido el valor que tiene, probablemente, porque está formada por fibras de conexión que son prolongaciones de las neuronas. Forman parte de la substancia blanca del cerebro y siempre hemos dado más importancia y nos hemos dedicado más a estudiar la substancia gris, los núcleos en los que se encuentran los cuerpos neuronales.
 
Su estructura y su función se desarrollan gracias a la estimulación que recibe el niño, está presente en todas las acciones o situaciones relacionadas con el aprendizaje consciente y juega un papel trascendental en la maduración humana a lo largo de toda la vida, durante la primera, la segunda y la tercera edad.
 
Consideramos que es parte de la clave del triunfo escolar, pero también del triunfo personal, profesional y humano de cualquier persona adulta que quiera seguir desplegando su potencial, que desee seguir aprendiendo y desarrollando nuevas capacidades, independientemente de su edad.
 
Siempre que nos encontramos ante la necesidad de tomar una decisión y decir si o no, es porque nuestro cerebro es una estructura binaria. El cerebro está formado por neuronas que se debaten entre el 0 y el 1, el reposo y la activación, el sí y el no, la actividad y el reposo y todo lo que somos capaces de hacer es gracias a la combinación de la repuesta de cientos de millones de neuronas que nos permiten desarrollar una inmensa constelación de respuestas.
 
El Sistema Nervioso funciona de forma similar a la informática, que, no en vano, intenta copiar el modelo de función de nuestro cerebro. Los ordenadores trabajan con un sistema binario y, en lo más profundo de sus entrañas, sólo entienden el 0 y el 1. Todo lo que podemos hacer con un ordenador, escribir una poesía, guardar una fotografía, digitalizar una canción o un vídeo es la resultante de combinar miles de millones de veces los números 0 y 1.
 
El cerebro funciona así y es la “maquinita” que nos regala la naturaleza para que podamos vivir la aventura de la vida.
 
La filogenia y nuestros padres nos proporcionan la base genética, la naturaleza nos proporciona un cerebro que es la “interface” de comunicación del Yo con el mundo exterior. Vemos, oímos, hablamos, escribimos, corremos, saltamos y cantamos gracias a las conexiones que el Sistema Nervioso establece con el cuerpo.
 
Todos estos instrumentos, nuestro cerebro, el cuerpo, los órganos y sistemas sensoriales, el sistema locomotor, las vísceras que componen los sistemas respiratorio, circulatorio, digestivo, etc. constituyen los instrumentos que tenemos para transformar el agua, el oxígeno, la glucosa y los estímulos en información y energía para invertir en el proceso de construcción de nuestro organismo y nuestra mente.
 
El Cuerpo Calloso es la estructura que nos permite evolucionar como seres humanos, expandir el Yo y la conciencia y, lo más importante, convertirnos en una unidad.
 
Al nacer, casi somos dos porque casi todas las estructuras que poseemos o de las que estamos formados son dobles. Tenemos dos riñones, dos pulmones, dos ojos, dos oídos, dos manos, dos piernas, etc.
 
Durante la etapa embrionaria, nos formamos en dos mitades que se van soldando en la línea media del cuerpo y nacemos con muchas estructuras dobles con las que, gracias a la maduración sensopsicomotriz, debemos llegar a formar sistemas únicos.
 
Con las dos manos tenemos que formar un único sistema manual, constituido por dos manos que siempre van juntas y se mueven de forma totalmente complementaria y cooperativa. Lo mismo hemos de conseguir con las piernas, los ojos, lo oídos, etc. desarrollar un solo sistema locomotor, visual y auditivo. Al cerebro llegan dos imágenes del exterior y éste debe unificarlas.
 
Después, alrededor de los cinco o seis años, todas estas estructuras dobles con las que hemos formado sistemas únicos empezarán a dirigirse desde un hemisferio. A este fenómeno le llamamos lateralidad.
 
Pero la oferta doble no termina aquí. La evolución sigue conduciéndonos hacia la oferta doble y la percepción de los contrastes, tales como grande y pequeño, largo y corto, lejos y cerca, antes y después, ayer y mañana, además de todos los intermedios posibles.
 
Y, a medida que vamos poniendo en marcha la conciencia y la función de las áreas anteriores de la corteza cerebral, la dualidad sigue ofreciéndonos la posibilidad y, al mismo tiempo, creándonos el problema de tener que escoger entre la realidad y los sueños, el amor y el odio o el pensamiento y los sentimientos.
 
Pues bien, el Cuerpo Calloso es la estructura que nos permite relacionar todas estructuras, percepciones e informaciones dobles, complementarlas, contrastarlas o unificarlas, porque permite que un hemisferio sepa lo que está  haciendo el otro constantemente y éste es un requisito imprescindible para que ambos puedan sincronizarse, complementarse y desarrollar una función cooperativa y complementaria, que es para lo que están diseñados.
 
La más importante de todas estas estructuras dobles es el cerebro. Aunque hablamos del cerebro como un órgano único, lo podemos considerar un sistema, como los sistemas digestivo, circulatorio, locomotor, etc. porque está formado por distintas estructuras que desarrollan funciones diferentes, pero complementarias e integradas, gracias a las cuales podemos interpretar la información y elaborar una respuesta.
 
Pero, si considerar el cerebro como un sistema se nos hace difícil, al menos hemos de aceptar que tenemos no tres, sino cuatro cerebros:
 
•    El cerebro reptil, formado por la médula y el tronco.
•    El de los mamíferos, formado por el sistema límbico y el hipotálamo.
•    Y el cerebro propiamente humano, que es doble porque está formado por dos hemisferios claramente diferenciados que, a nivel anatómico, son simétricos y, a nivel funcional, complementarios.
Como hemos dicho, los dos hemisferios se distribuyen dos formas distintas y, al mismo tiempo, complementarias de participar en cada acción que realizamos y configuran dos estilos de procesamiento de la información, uno más lineal o deductivo y el otro más global o intuitivo.
 
Uno analiza el detalle y el otro aporta el contexto. Pongamos algún ejemplo:
 
•    El número 14 para el hemisferio izquierdo es una decena y cuatro unidades, sin más. Pero el valor del número es distinto si lo leemos en un problema que dice “en una granja hay 14 crestas, 40 patas…”, en la parte frontal de un autobús o en los pulsadores de un ascensor. El hemisferio derecho es el que aporta el valor contextual.
•    El sonido “si” para el hemisferio izquierdo es una afirmación rotunda, categórica e inequívoca, pero, cuando nos dicen “sí, sí, que te lo creas” poniendo una cara determinada, el hemsiferio derecho nos ayuda a entender que nos están diciendo un “no”.
•    El hemisferio izquierdo decodifica la palabra “naranja”, es la llave que abre la cerradura de una puerta que comunica con el Cuerpo Calloso y es el hemisferio derecho el que evoca una imagen mental, un sabor, una sensación táctil, de jugosidad o de temperatura que dan pleno sentido al significado de la palabra. Están pensados para funcionar juntos, tanto al decodificar como al expresar una idea.
Esta forma de funcionamiento hace que, desde el punto de vista del desarrollo, nos enfrentemos a un reto, el de unificar todas estas estructuras.
 
La línea media del cuerpo y del cerebro no deben ser una frontera entre dos mitades opuestas, sino la fusión, sin solución de continuidad, de estructuras dobles absolutamente complementarias, exactamente igual que, en los movimientos horizontales de barrido ocular, el movimiento debe ser continuo y no debe haber lapsus o saltos en la línea media. 
 
En la puesta en marcha de estas estructuras, hay un orden funcional que coincide con el orden ontogenético y filogenético. El cerebro se desarrolla de abajo hacia arriba, de dentro hacia fuera y de atrás hacia delante.
 
Y el orden funcional y jerárquico es fundamental para que el cerebro pueda funcionar bien con el mínimo consumo energético.
 
De hecho, una de las características importantes del Cuerpo Calloso es que está formado por menos cantidad de fibras que el número de neuronas que comunica y, por tanto, es relativamente fácil de saturar, sobrecargar o bloquear.
 
Su función está presente directa o indirectamente en la mayor parte de programas de terapia y de estimulación porque constituye una de las últimas estructuras que deseamos activar, tanto si somos conscientes como si no lo somos de lo que estamos haciendo.
 
Si cobramos conciencia del hecho, será más fácil optimizar los resultados de los programas terapéuticos.
 
En la mayor parte de patologías relacionadas con el aprendizaje y el comportamiento, hay un componente mayor o menor de compromiso funcional del Cuerpo Calloso.
 
Es una estructura muy sensible a las radiaciones, a las intoxicaciones y al distrés en general.
 
El ritmo (sensorial y motriz) es un instrumento de terapia muy eficaz porque actúa ordenando y el Cuerpo Calloso requiere orden, secuenciación y organización de los impulsos que tienen que atravesar ese punto de unión.
 
También juega un papel muy importante el desbloqueo energético. Nosotros utilizamos la homeopatía, las terapias biológicas y la medicina integrativa.

Es muy importante considerar todo esto porque, si no desbloqueamos el Cuerpo Calloso, la terapia no surte el efecto deseado y el camino hacia la recuperación de la fisiología se hace mucho más largo, más lento y tortuoso.