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Dr. Jorge Ferré Veciana y Dra. Mª del Mar Ferré

LA VUELTA AL COLEGIO Y LAS INFECCIONES

Tras disfrutar de las vacaciones en familia, los niños han empezado un nuevo curso escolar. Muchos, se han incorporado a la guardería por primera vez este mes de septiembre, otros han cambiado de escuela y de ambiente.
 
Es frecuente comprobar que, en muchos casos, el primer año que un niño acude a la guardería o al parvulario conlleva un aumento del número de infecciones.
 
Es necesario matizar este punto, porque es evidente que el niño amplía su círculo de relación y vive en un medio biológico más variado, pero previamente no se ha desarrollado en un medio estéril, ya que ha paseado por la calle, ha frecuentado parques infantiles, tiendas, cafeterías, ha jugado y gateado en la arena de la playa, se ha llevado a la boca todo tipo de objetos para explorarlos, etc.
 
La convivencia con otros niños facilitará ciertos contagios, pero no explica ni justifica el hecho de que haya niños que se pongan enfermos cada semana, que sufran cuadros de otitis repetitivas, amigdalitis muy frecuentes, bronquitis recidivantes, que algunos se pasen el invierno tomando antibióticos o broncodilatadores.
Estamos convencidos de que, en el aumento de infecciones influyen algo más que los factores físicos relacionados con el contagio.
 
Los factores emocionales tienen un peso específico muy importante.
 
Algunos niños, que viven de forma traumática el alejamiento de la madre y presentan problemas de adaptación a la guardería o al parvulario, son candidatos a padecer más enfermedades, mientras que los niños que acuden a la escuela con ilusión, ganas y sentimiento de seguridad enferman menos.
 
Existe una relación directa entre el estado emocional del niño y el sistema inmunitario porque el cerebro es el integrador de las emociones y el órgano que regula y dirige el sistema inmunitario.
Por tanto, si deseamos prevenir estas enfermedades y ayudar a los niños a disfrutar del colegio y gozar de un buen nivel de salud, aconsejamos tener en cuenta estas precauciones:
 
- Reforzar sus defensas con un tratamiento homeopático preventivo de terreno que se ajuste a su biotipología, a su modo reaccional y a su sensibilidad personal. La homeopatía nos permite actuar sobre la estructura física y la emocional del niño reforzando su capacidad de adaptación y de reacción para evitar que se instauren cuadros crónicos.
 
- Procurar que la incorporación a la guardería sea progresiva para facilitar el proceso de adaptación.
 
- Intentar por todos los medios que el inicio de la escolaridad o del nuevo curso no coincida con otros cambios importantes en su vida, como por ejemplo, el nacimiento de un hermanito, un cambio de domicilio o un cambio brusco del estilo de vida (quitar el chupete y los pañales al mismo tiempo).
 
- Llevarlo a la guardería o acompañarlo al colegio con tranquilidad, ilusión, sin angustia, trasmitiendo seguridad. Cuando un niño percibe que su madre se siente inquieta, no confía plenamente en los educadores de su hijo y le deja con miedo, le resultará más difícil adaptarse.
 
- Dejar atrás el descontrol habitual de las vacaciones y regular los ritmos y los horarios, sobre todo, los horarios de sueño. Es muy importante conseguir que los niños duerman bien, que descansen y puedan reponer su energía antes de enfrentarse a las experiencias del nuevo día.
 
Además, la homeopatía puede ayudarles a reforzar sus defensas (leucocitos, anticuerpos), detoxicar el medio interno para evitar la instauración de cuadros alérgicos y mitigar el miedo a lo desconocido, porque es una medicina de terreno de acción muy profunda y eficaz.