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Dra. Mª del Mar Ferré

LAS SIGLAS: ¿UNA REFERENCIA O UNA LOSA?

Vivimos en un mundo en que todos, tanto médicos como pacientes, necesitamos la seguridad que nos proporcionan unas siglas y las investigaciones que hay detrás de ellas.  A los médicos, porque nos confirman el diagnóstico que hemos basado en la anamnesis, en la clínica que presenta el paciente y, porque no, en nuestra intuición, y podemos poner en marcha un “protocolo” de actuación que nos ampara y nos refrenda y, a los pacientes (en nuestro caso a los padres de los pacientes), porque pone nombre y apellidos a una situación y eso les hace sentirse más seguros.
 
Pero, ¿qué ocurre cuando estas siglas se convierten en identidad? A menudo, hemos visto en la consulta niños ya mayorcitos que “justificaban” sus dificultades de atención y de rendimiento argumentando “YO SOY un TDA”. No decían, “TENGO un TDA”, sino “SOY”… es decir, a lo largo de los años, lo habían asumido como su identidad y eso les permitía justificar y darse a sí mismos y a los demás una explicación para esas dificultades.
Desde nuestro punto de vista, las siglas deben ser una mera referencia, un punto de partida para analizar, investigar e intentar poner soluciones y dar respuestas. Muchas veces no podemos esperar a que una determinada situación esté “oficialmente catalogada”, sino que hemos de poner en marcha protocolos de actuación basándonos en la clínica que presenta un determinado niño para intentar que su presente y su futuro sean mejores.
 
¿Cambian mucho las cosas si decimos que un niño presenta un TL  o si decimos que presenta un trastorno de la lateralidad? En definitiva, es lo mismo, pero más allá de la sigla o de lo que significa, hemos de actuar y trabajar para resolver sus problemas de organización lateral.
El día 28 de Febrero de 2015, se emitió en televisión un reportaje sobre las PAS (Personas de Alta Sensibilidad), concretamente en el programa Crónicas, pero tuvo también difusión a nivel de informativos.
 
Los profesionales del mundo de la neurología y la psiquiatría que participaban insistieron en que no se trataba de una patología, sino de una característica. Habían constatado mediante RM (resonancia magnética) que algunas personas tienen mayor actividad en el hemisferio derecho que otras, resultando especialmente activas las áreas que controlan la conducta y las emociones (áreas frontales, amígdala).
 
Estas personas son especialmente sensibles, intuitivas, creativas, etc… Esta sensibilidad se extrapola al terreno biológico, mayor sensibilidad al tacto, a presentar afecciones cutáneas, a somatizar los problemas, etc… lo cual es lógico porque, en el ser humano, no hay compartimentos estancos y, como siempre ha insistido el Dr. Ferré, no podemos decir hasta aquí llega lo biológico, aquí empieza lo funcional o lo emocional… “el niño es una unidad funcional, aunque tenga una expresión físico-biológica, una emocional y una mental”.
 
Pero, a pesar de la insistencia de los profesionales en que no se trataba de una patología, sino de una característica, las personas que aparecían en el reportaje, en su inmensa mayoría, transmitían la idea o la sensación de que realmente era un problema, de cuán infelices habían sido de pequeños, de cuán incomprendidos se habían sentido e incluso acudían a sesiones de “terapia”(¿?) de grupo para compartir vivencias y experiencias.
 
Y yo me pregunto: ¿Viviría Picasso, por ejemplo, negativamente el hecho de haber sido PAS? Muy probablemente no. A lo mejor, en el caso de Van Gogh, la respuesta hubiera sido distinta, no lo sabemos.
 
Tendríamos que preguntarnos cuál ha sido el papel de la educación y la escolaridad en estas personas que han vivido su PAS y su infancia como un problema. Porque ¿los planes de estudios contemplan y potencian por igual el hemisferio izquierdo y el derecho? ¿Se valora igual a un niño levotímico y a uno dextrotímico? ¿Se trabaja en la educación para poder llegar a cualquier niño, sea cual sea su forma de procesar, ya sea más visual o más auditivo o, incluso, más quinestésico?
 
Es cierto que muchos niños presentan una gran sensibilidad ya de bebés. Son bebés a los que les resulta más difícil organizar los ritmos de alimentación y de sueño, que después serán más propensos a presentar alergias, intolerancias, atopias cutáneas, a los que les molesta incluso el tacto de las etiquetas de las prendas de vestir (como muy bien explicaban en el reportaje), a los que les resulta incómodo y les supone un esfuerzo ímprobo permanecer sentados  muchas horas , a los que les molestan los ruidos o los ambientes bulliciosos, etc… (en muchos de ellos, se podría comprobar que ciertos reflejos primitivos todavíason activos), etc…
 
Pero, al mismo tiempo, son niños extraordinariamente inteligentes,  sensibles e intuitivos, es como si tuvieran un “sexto sentido” y, desde nuestro punto de vista, ahí es donde tiene que intervenir la educación no para modificar o anular estos rasgos caracteriológicos, sino para enseñarles a canalizarlos y modularlos , de manera que los niños consigan un mayor equilibrio emocional y aprendan a entender su mundo de sensaciones y les resulte más fácil ser felices.
 
Siguiendo con el mismo reportaje, se apuntaba ya a un posible diagnóstico diferencial entre PAS y TDA-H. Hemos venido defendiendo desde hace muchos años y en nuestros libros ha quedado constancia escrita que no todos los TDA son iguales que, en función de las características del niño (llámese levotímico-dextrotímico, eléctrico-magnético, Sancho-Quijote, etc, cambian los nombres, pero el concepto es el mismo), la sintomatología podía ser radicalmente diferente.
Mientras que los niños levotímicos son detectados y diagnosticados antes porque se hacen notar en el aula, muchas veces, los dextrotímicos  pasan desapercibidos porque no interrumpen, no molestan, sencillamente están en su mundo.
 
Durante muchos años, los tests de inteligencia, que tenían que haber servido como una mera referencia para saber si las dificultades de un niño eran mayores en las áreas vinculadas con la percepción, con el espacio, con los aspectos relacionados con el lenguaje, etc…y, a partir de ahí, buscar estrategias para mejorar, constituyeron auténticas losas en la vida de algunas personas: “Tiene un CI de….” “ES border line”, etc.
 
Afortunadamente, Gardner realizó una fantástica aportación e intentó hacer ver al mundo que no existe un único modelo de inteligencia, que hay inteligencias múltiples y todos conocemos algún caso de personas que, a pesar de haber fracasado en la escuela, han conseguido éxito personal y profesional por sus grandes dotes de liderazgo, por su espíritu aventurero e inquieto, por ser capaces de imaginar negocios impensables, etc….y lo más importante: Han conseguido ser felices!
 
Pues bien, en un mundo lleno de siglas TDA-H,TEL, TGD, TEA y un larguísimo etc, etc… no podemos quedarnos ahí, hemos de ayudar a los niños a superar la barrera de las siglas para que estas no se conviertan en una etiqueta, en una losa que les niegue posibilidades de futuro.